La inmensa mayoría de los españoles está curada de extremismos radicales que solamente conducen a la confrontación y a crear un clima de desasosiego e incertidumbre incapaz de ofrecer una paz y tranquilidad ciudadana. Sin esta base, la economía, motor de un país, no tiene confianza para tomar los riesgos de inversión necesarios para poder crear los puestos de trabajo necesarios y la generación de riqueza. Y sin ésta, la clase sufridora siempre es la misma: el pueblo.
Las minorías radicales irán reduciéndose más, en la medida que disminuya el paro y crezca el empleo justamente remunerado, aunque se hagan oír como si verdaderamente fueran más numerosas. Hoy los españoles oscilamos entre el centro derecha y el centro izquierda. Esta posición centrada le da una estabilidad, una flexibilidad, y una sensatez.
Los partidos radicales, se inventan fantasmas para poder arañar votos, pero los votantes no van por ahí. El PSOE se ha olvidado últimamente que la mayoría de sus votantes están en el centro izquierda, se radicalizó y ha ido perdiendo votos en las sucesivas elecciones, y parece que esa es la tónica, según las encuestas. Esperamos por bien de todos que las aguas vuelvan a su cauce.
jueves, 21 de septiembre de 2017
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