Los gobiernos débiles no interesan a los ciudadanos, porque tienen que estar más pendientes de su estabilidad que de gobernar. La experiencia nos demuestra que un gobierno débil, en minoría, siempre es blanco del chantaje, del compadreo, de la manipulación, de las concesiones injustas.
Hoy me voy a atrever a dar una opción, entre las varias que pueda haber, para evitar este gran inconveniente. Aunque claro está, siempre nos toparemos con el muro de los intereses de los políticos, que sistemáticamente se opondrán a dejar de gozar de sus tejemanejes, priorizando sus intereses a los del pueblo, por eso no quieren tocar el statu quo actual. Pues bien yo propondría que si no sale mayoría absoluta de las urnas, se forme un gobierno de coalición, cuyos miembros entren en proporción al número de escaños obtenidos en las elecciones. Esta fórmula requiere políticos honestos que velen por el pueblo, por encima de cualquier otro interés
jueves, 21 de septiembre de 2017
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