En política hay que saber jugar todas las cartas. No te puedes dejar llevar de la euforia ante el primer triunfo que tengas en las manos, creyendo que solamente con él vas a ganar el juego. Los buenos jugadores hacen un análisis exhaustivo del juego para que no queden cabos sueltos que te puedan acarrear consecuencias desagradables y cogerte desprevenido. Y sobre todo el buen jugador sabe perder un juego, pero procurando que sea por la mínima, antes de embarcarse en una aventura incierta, que no solo te haga perder el juego, sino la partida. La política es un juego, y hace falta buenos jugadores para triunfar, no valen todos, como nos quieren hacer creer los ambiciosos impreparados.
martes, 30 de enero de 2018
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