martes, 30 de enero de 2018

Los años de la opulencia

Estamos ahora echando la vista atrás, y analizando y juzgando los años de opulencia que las instituciones públicas gozaron. Corría el dinero, de tal modo, que a veces no se sabía qué hacer con él. No es de extrañar que los avispados aprovecharan esta circunstancia para desviarlo a las arcas de los partidos y sindicatos, o a sus propios bolsillos. Nadando en la abundancia, esto no era considerado como un problema, más aún, se permitía a las claras para compensar posicionamientos políticos o sociales, todo se compraba, había dinero de sobra. Los jueces, ante la falta de denuncias, no actuaban. Pero llegó el tiempo de las vacas flacas, y la corriente  del caudal dinerario empezó a agotarse, hasta tal punto de desembocar en el mar de la más profunda crisis.
   Este grave problema creó un malestar social generalizado, y ante los problemas, siempre se buscan los verdaderos o falsos culpables, y empezó la lucha de acusaciones entre los mismos partidos, no por el bien de la nación, que este es un objetivo secundario para ellos, sino con la finalidad de desprestigiarse unos a otros, y usar estos casos como armas arrojadizas que les facilitaran conseguir el objetivo final de su actividad política: el poder.

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