Las religiones son mundos aparte. No sabemos cuantas religiones hay, pero sí que son muy numerosas, varios miles. La mente humana se siembra como si fuera un campo, pero en lugar de semillas, se siembran ideas. Nace un líder y arrastra tras sí a un grupo de seres humanos, éste les dicta cómo han de pensar y cómo tienen que comportarse, siempre en nombre de dios, cuyo
representante es él. Su dios se lo crea a su imagen y semejanza y según sus
conveniencias, es un dios a la carta, sus palabras y acciones, ya no son las de un humano, sino que tienen toda la fuerza y autoridad de un
representante de ese dios
todopoderoso. Ya tiene el campo despejado para dominar
completamente a su grupo. Dios habla por su boca.
La
grey, deseosa de un líder a quien admirar y seguir, sobre el que cargar todas sus
limitaciones, va poco a poco
endiosándolo hasta ponerlo en el lugar más alto, en los altares. Se sienten orgullosos de tener un líder singular y siempre están dispuestos, no solo, a obedecerle, sino también a anticiparse a cualquier deseo suyo, unas veces por convicción personal y otras por los beneficios que pueden obtener a cambio. Poco a poco van creando de él un mito, carácter que
acrecentarán después de su muerte, porque al no tenerlo realmente entre ellos, agigantan su recuerdo para que llene el vacío que ha dejado su ausencia. Convierten un hombre, como todos los pobres mortales, en algo superior,
extraterrestre, separado de la realidad,
perteneciente a otro mundo, al mundo que se han creado y del que viven de espaldas a este mundo real, que para ellos es la encarnación del mal. El líder de la comunidad no tendrá reparo en vivir como un príncipe, morando en un lujoso palacio, teniendo a su disposición todas las comodidades que le hagan la vida lo más placentera posible.
La ideología del grupo religioso tiene unos puntos comunes, heredados de las más antiguas religiones, y otros propios de cada grupo, que les dan el carácter diferencial. Poco a poco van añadiendo creencias, prácticas,
obligaciones y así van formando una pequeña sociedad autónoma enquistada en la sociedad civil. Su mundo está separado de los demás, es un pequeño mundo aparte. Interpretan la realidad bajo el punto de vista de sus teorías religiosas, sin criterios científicos ni estudios que corroboren sus
afirmaciones. Todo lo que no pueden explicar, lo justifican acudiendo a la fe, que es la panacea que les salvaguarda de no caer en la
contradiccióny el absurdo.
La mente humana no puede admitir nada que no conoce .La humildad no es una de sus
características, hablan de todo, entienden de todo, dan soluciones a los problemas más difíciles, con un
atrevimiento y un
desconocimiento de las cosas que raya en la impostura, y en cima, lo hacen en nombre de dios. Qué desfachatez tan enorme....
Si las religiones le sirven a grupos de ciudadanos para vivir y libremente las admiten y quieren pertenecer a ellas, es una opción más de las que existen para que cada uno viva como le complazca, pero esto no es óbice para que censuremos el
comportamiento aprovechado de sus líderes, que se colocan por encima del bien y del mal y fanatizan a sus fieles para vivir ellos en un
estatus de privilegio, creyéndose sabios y pastores que guían, cuando en realidad, son pobres ignorantes carentes de la más mínima noción de humildad y realismo.